lunes, 8 de noviembre de 2010

EL SONIDO EN LOS CINES




La primera película sonora: Don Juan (1926)

Aunque no es exactamente el primer largo con sonido sincronizado de la historia, ya que se trata de uno mudo en el que se incluye música (interpretada por la Filarmónica de Nueva York) y efectos (ruido del entrechocar de espadas, campanadas, etc.) sincronizados, la película Don Juan, dirigida por Alan Crosland y protagonizada por John Barrymore, fue el film pionero, el que dio el pistoletazo de salida a la gran carrera por llevar con mayor calidad el sonido al cine. La productora Warner, con el concurso de la compañía Western Electric, había desarrollado un sistema llamado Vitaphone de grabación de sonido sincronizado para cines y que experimentó primero con cortometrajes en los que actuaban famosos cantantes y, a continuación, en Don Juan, su producción más costosa hasta entonces y una de las más rentables.





El proceso de sonorización

Para dar sonido al cine se utilizaron una gran variedad de técnicas que atravesó las diferentes etapas de las primeras décadas del cine. Se comenzó por hablar o producir ruidos detrás de la pantalla, complementado por el acompañamiento musical en vivo durante las proyecciones y la utilización de un locutor que añadía comentarios a los rótulos. Más tarde, la técnica vitapohone sustituyó en las salas de cine a las orquestas por altavoces y se limitó a la música y los ruidos. El procedimiento photophone, de Alexandre Grahan Bell consigió transmitir la voz utilizándose la luz. La voz se proyectaba a través de un tubo para un espejo fino, que vibraba y actuaba como un transmisor, y se dirigía hacia otro espejo que hacía el proceso inverso actuando como receptor. Los sonidos registrados en disco de huellas sonoras fotográficas, permitieron inscribir sonidos e imágenes en una misma cinta, tanto para la producción como para el registro. El resultado final fue la incorporación a la cinta de una pista sonora que reprodujo música, efectos ambientales y diálogos de los actores.



Ahora algunas anécdotas a cerca de los revuelos causados por la llegada del sonido a los cines:


  • El sonido era un problema en los primeros tiempos del cine sonoro. Una amenaza mayor para la libertad de la imagen consistía en la necesidad de que el actor hablase cerca de los micrófonos. Los equipos de sonido de la época exigían que la persona que hablaba se dirigiese al micrófono y a corta distancia. Los micrófonos se escondían en los floreros, tras las cortinas o en la peluca de los actores. En muchos filmes de aquellos tiempos se puede apreciar el envaramiento de los actores y su cercanía extraña hablando con los objetos más diversos.
  • Uno de los grandes problemas del cine sonoro se debió a la insonorización que debió hacerse de los platós. El primer plató para sonido de la Warner en los antiguos estudios Vitaphone de Nueva York era una especie de gigantesca caja, de unos 14 metros cuadrados y 8,5 metros de altura, con cortinajes colgando por todos lados, en un intento por ahogar los sonidos no deseados.
  • El conocido león del emblema de la Metro tuvo que ponerse también delante del micrófono.
  • La llegada del cine sonoro supuso un duro golpe para Charles Chaplin quien, en principio, se negó a aceptarlo, negándole validez artística. Evitó hablar en dos películas ya sonoras: Luces de la ciudad (1931) y Tiempos modernos (1936), que no eran en realidad sino películas mudas con músicas y efectos ingeniosamente sincronizados. Todo hacía pensar que Chaplin, el gran mimo, sería una más de aquellas estrellas que no supieron adaptarse a la llegada del cine sonoro. Chaplin no habló en la pantalla hasta El gran dictador (1941), pero cuando lo hizo, volvió a tener los éxitos de siempre. 
     Hubo películas sonoras, basadas en una variedad de sistemas, hechas antes de los años 1920, generalmente con intérpretes sincronizando los labios con grabaciones de audio previamente hechas. La tecnología era mucho más adecuada para propósitos comerciales, y durante muchos años los jefes de los principales estudios de cine de Hollywood vieron poco beneficio en producir películas sonoras. Estas películas fueron relegadas, junto con las películas de color, al estado de curiosidad.


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